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26-sep.-2024, jueves de la 25.ª semana del Tiempo Ordinario

Recordemos las palabras del Eclesiastés: «¡Todo es vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de todos los esfuerzos que realiza bajo el sol?»

En el camino de la vida iniciamos una nueva jornada en la que celebramos a nuestros mártires Cosme y Damián, que —según la tradición— ejercieron la medicina, curando y sanando a muchos con sus servicios gratuitos. Sufrieron el martirio en Kyros durante la persecución de Diocleciano. Su suplicio lo relata la Leyenda dorada, según la cual los dos hermanos primero son echados al fuego, del que salen ilesos. Después son condenados a la lapidación, pero las piedras vuelven hacia atrás. Sucesivamente, las flechas lanzadas por los arqueros hieren a los verdugos. En fin, son decapitados, “honor” reservado a los ciudadanos romanos, así dieron testimonio de Cristo, junto con sus hermanos. Por su generosidad y humildad, encontraron su riqueza en el reino de los cielos. 

Qué bueno sentir en nuestro corazón y en nuestra mente que lo misericordioso de la vida viene del Padre que nos ama y nos invita a que todo cuanto recibimos de Él lo compartamos con nuestros hermanos cumpliendo su santa voluntad. 

Ahora, Señor, escuchamos tus palabras y el mandato de lo que esperas de cada uno de nosotros. En este día nos invitas a cuestionarnos si te damos en nuestras vidas el lugar que tu mereces, para dar sentido a todo lo que somos y hacemos. Suscita en nosotros vivos deseos de verte y reconocerte en los acontecimientos de nuestro diario vivir y en la gente que nos rodea, para que la vida no sea vacía ni vana, sino siempre llena, nueva, hermosa y esperanzadora. Ayúdanos con la fuerza de tu Espíritu a resolver los interrogantes que a tu palabra no plantea en momentos de dudas, en las dificultades, las desilusiones: ¿Es todo realmente en vano? ¿La vida no tiene sentido? ¿Vale la pena luchar? ¿Tenemos suficiente paciencia? Gracias a ellas recordamos que somos gente de fe y que nuestra fe y nuestra vida tienen el profundo sentido que tú nos das. Nos invitas a confiar en ti y nos recuerdas: «no se inquiete vuestro corazón creed en Dios y también en mí»

Hoy nuestra intención sea la de los santos mártires: practicar la caridad, sobre todo con nuestro prójimo más enfermo y necesitado, no sólo de bienes materiales, sino de bienes espirituales. En ti confiamos, en ti esperamos y a ti te glorificamos. Bendícenos, guárdanos y protégenos. Amén. 

Un muy esperanzador, vocacional y confiado jueves.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

* «El Dios que buscamos no es un Dios que esté lejos de nosotros. Lo tenemos entre nosotros. Habita en nosotros como el alma en el cuerpo si somos para Él, por lo menos, miembros sanos a quienes el pecado no ha matado» (san Columbano, abad).

* «Herodes no fue capaz de superar las capas que bloqueaban su corazón. La ambición de poder, el egoísmo y las convicciones débiles ahogaron esa posibilidad de descubrir a un Jesús que sufría para salvarle» (Francisco).

* «Toda sociedad refiere sus juicios y su conducta a una visión del hombre y de su destino. Si se prescinde de la luz del Evangelio sobre Dios y sobre el hombre, las sociedades se hacen fácilmente totalitarias» (Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 2257).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.