Pasan los días y nos acercamos a vivir los grandes misterios de nuestra fe, en tu Pasión y Resurrección. Hoy te damos gracias por la vida y las ilusiones con las que esperamos recorrer este día, haciendo el bien y amando generosamente.
En esta jornada te pedimos nos ayudes a comprender tu misterio de amor y tu testimonio de verdad y poderlo proclamar en nuestras acciones. Ayúdanos a recordar que somos tus discípulos y nos diste tu nombre desde nuestro bautismo. Por eso ahora nos llamamos «cristianos». Haz que sigamos viviendo según este nombre, que es «ser-para-los-demás»; que sirvamos y nos entreguemos totalmente a nuestros hermanos como Tú mismo lo hiciste.
Danos el don de la fe, una fe bien fuerte, para que creamos firmemente en tu presencia entre nosotros y para que nosotros mismos seamos presencia tuya, palpable y cercana. Haznos participar de tu Espíritu para que nuestros hermanos te acepten en nosotros. En tu Nombre confiamos, en él esperamos y en él te glorificamos.
Un muy fructífero jueves en tu nombre, bendecido y productivo.
Meditación del Papa
"Jesús no puede callar su propia identidad". Sin embargo, sus palabras hieren el orgullo de sus interlocutores; también la referencia al gran patriarca Abraham se convierte en motivo de conflicto. «En verdad, en verdad os digo —afirma el Señor—: antes de que Abraham existiera, Yo soy» (Jn 8, 58). Sin medios términos, declara su preexistencia y, por tanto, su superioridad con respecto a Abraham, suscitando —comprensiblemente— la reacción escandalizada de los judíos. Pero Jesús no puede callar su propia identidad; sabe que, al final, será el Padre mismo quien le dará la razón, glorificándolo con la muerte y la resurrección, porque, precisamente cuando sea elevado en la cruz, se revelará como el Hijo unigénito de Dios (Benedicto XVI, jueves 2 de abril de 2009).